Si te interesa la novela negra, es muy probable que hayas leído algún libro de la escritora sueca Anna Jansson. Lo que seguramente no sabías es que Jansson, nacida en 1958 en la ciudad de Visby, es también enfermera profesional y, a pesar de su gran éxito literario, ha seguido trabajando a tiempo parcial en el departamento de neumología del Hospital de Örebro. Anna saltó a la fama con su novela Hablaré cuando esté muerto (2000), primera entrega de las peripecias protagonizadas por la inspectora de policía Maria Wern, todas ellas ambientadas en la isla de Gotland. El trabajo nocturno con pacientes afectados de cáncer y la enfermedad de su madre (también enfermera y fallecida de tuberculosis) le han servido de inspiración para sus libros. Paradójicamente, esta autora de novelas de crímenes se desmayó más de una vez ante la visión de la sangre mientras estudiaba la carrera de Enfermería.
Pilar Díaz Aguilar
