Además de ser la Madre de la Enfermería y una de las figuras más relevantes de la historia, a Florence Nightingale también se le daba bien confeccionar tarjetas de Navidad. Muestra de ello es el precioso christmas que envió a su amiga Bessy Coleman en 1897. La sorprendente tarjeta de felicitación de Nightingale, que incluía hojas, florecitas azules, relieve y una especie de purpurina primitiva para resaltar algunas letras, decía lo siguiente: “Que a lo largo de la Navidad y de un alegre Año Nuevo, la buena salud te acompañe y nada más que buena suerte entre en tu morada”. Cuando envió esta tarjeta, la Dama de la Lámpara tenía ya 77 años y estaba confinada en su habitación debido a una enfermedad debilitante (posiblemente fibromialgia). Las humildes palabras que Florence escribió al dorso del christmas reflejan su profunda humanidad: “Dadme un corazón puro para que pueda ver a Dios”.
Pilar Díaz


