Si eres de los que, tras escuchar una canción de ABBA, no puedes dejar de canturrear sus pegadizos estribillos, te interesará lo que vamos a contarte hoy. Según Daniel Levitin, profesor de la McGill University y autor del libro “This Is Your Brain on Music: The Science of a Human Obsession”, las voces múltiples que caracterizan al legendario grupo sueco despiertan la parte del cerebro donde nuestro “troglodita interior” aún recuerda las primitivas reuniones musicales que establecía con otros miembros de su clan prehistórico. Experimentaríamos así distintas reacciones neurológicas al escuchar estas canciones, que ofrecen una estructura a base de estribillos cortos y fáciles de recordar, letras sencillas y un esquema repetitivo. Las canciones más alegres nos aportarían una inyección de entusiasmo equivalente a la que proporcionan neurotransmisores como la dopamina, mientras que temas más melancólicos como The Winner Takes It All nos harían segregar la hormona prolactina. ¡Mamma Mia!
Pilar Díaz
