Cuántas veces habrás escuchado los frenéticos compases del Bolero de Ravel, la emblemática obra musical estrenada en 1928 en la Ópera Garnier de París. Según estudios recientes, Maurice Ravel podría haber compuesto esta célebre pieza cuando ya se hallaba bajo los efectos de una grave enfermedad neurológica degenerativa de carácter irreversible, muy probablemente una enfermedad de Pick o demencia frontotemporal, caracterizada por un cuadro de amnesia, afasia, apraxia y alexia.
La dolencia de Ravel le impidió seguir interpretando y componiendo música (el déficit neuropsicológico conocido como amusia) a partir de 1932 y acabaría por causarle la muerte en 1937, con tan solo 62 años, tras haberse sometido a una complicada operación dirigida por el prestigioso neurocirujano Clovis Vincent. En palabras del genial músico francés:
“He hecho exactamente lo que quería, y depende de los oyentes tomarlo o dejarlo”.
Al igual que nosotros, seguro que tú también eliges la primera opción.
Pilar Díaz, presidenta de CTO.