El papel que desempeña un profesional de Enfermería cada vez resulta más multidimensional. Esto puede afirmarse sin temor a exagerar de Frances Meacham, una enfermera británica gracias a la cual se salvó la obra del poeta checo Ivan Blatny.
El escritor tuvo que exiliarse de su país tras el golpe de estado comunista de 1948 y, después de sufrir varias crisis mentales graves, fue internado en St. Clements, una institución psiquiátrica de Ipswich, donde permanecía en estado de silencio.
Frances tenía nociones de checo y conocía la patria natal de Ivan, así que decidió visitar al paciente. Con la humanidad que había desarrollado en su oficio, la enfermera logró hablar con el poeta y descubrió que este seguía escribiendo. A Frances nunca le gustó la poesía en el colegio, pero no dudó en llevar el manuscrito de Blatny a un editor, convirtiéndose así en mecenas improvisada de un autor olvidado.
Pilar Díaz, presidenta de CTO.