Año tras año el examen MIR modifica sus reglas. No toman en cuenta realmente el impacto negativo que esto trae en los miles de opositores. Impresiona que no interpretan correctamente el momento histórico que estamos viviendo y las consecuencias que esto puede acarrear. Si los que toman las riendas para que el MIR se lleve a cabo no se preocupan por la salud mental de los opositores, entonces es momento de que nosotros mismos pongamos manos a la obra.
Todos nos hemos planteado metas muy altas alguna vez. Lo cierto es que cada proceso empieza con mucho ímpetu y motivación y progresivamente va cayendo hasta preguntarnos ¿será que soy capaz de poder obtener eso que quiero? ¿es realmente esto para mí? ¿Vale la pena esforzarme tantos meses? ¿Podré lograrlo? ¡SI! La respuesta es ¡SI! Claro que puedes. La recompensa más dulce que existe es obtener lo que siempre quisiste después de un sacrificio gigante. Pero la mente juega un papel fundamental en esto. Puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo. Esas dudas que se surgen cuando estas preparándote para el MIR son monstruos mentales. No son más que intrusos que intentan sabotearnos. Son fantasmas que merodean y esperan la mínima oportunidad de bajón anímico para causar estragos en tu mente.
La preparación al MIR es un camino tan duro y áspero que muchas veces dudamos de nuestras capacidades. Pensamos que no somos capaces de hacerlo, que esa plaza que soñamos es inalcanzable. Ese sentimiento arropa a la mayoría de los que preparan el MIR.
Pero existe una verdad que debemos entender: somos seres emocionales. Respondemos a emociones, actuamos en base a emociones. Entender esto nos da la herramienta para manejarnos en situaciones difíciles como la que estamos viviendo. Nadie estaba preparado para una pandemia y a modificación de prácticamente nuestro día a día, pero eso no quiere decir que no debemos buscarle el lado positivo y seguir adelante. En estos momentos de incertidumbre es sumamente importante mantener la calma. Nadie sabe a ciencia cierta cuando será el examen MIR. Esto quiere decir que TODOS los opositores se encuentran en la misma posición que tú. Entonces, ¿Por qué agobiarte? No es algo que afecte a uno, afecta a todos por igual.
Hacer un esfuerzo titánico sin saber la fecha de su realización puede causar varios sentimientos negativos. Puedes sentir ansiedad, ya que tienes la angustia de no saber si el examen es pronto y por ende te podrías quedar corto de estudio. Puede causar desinterés, ya que te convences de que por ahora hacer un esfuerzo tan grande no es necesario y que “llegará” el momento cuando tengas la fecha y te pondrás manos a la obra. Puede causar depresión, porque crees que una preparación más larga significará más esfuerzo físico, mental y económico que puede ser difícil de llevar.
Muchos creen que la forma de pelear contra la ansiedad y angustia que genera la preparación es estudiar, estudiar y estudiar sin siquiera tomarse un descanso. Ya lo habrás escuchado un montón de veces, pero te lo repetiré: el MIR es un maratón, no una carrera de 100mt. Te repito, somos seres emocionales. Entonces, ¿Por qué no le damos ese combustible anímico a nuestra mente para que pueda seguir funcionando correctamente?
¿Qué hacer para motivarnos día a día en medio de la incertidumbre que nos rodea en estos momentos? Muchas veces solo te levantarás de la cama e irás a estudiar de forma automática los tópicos que corresponden a ese día. Pero antes de sentarte a iniciar tu jornada, hagamos el siguiente ejercicio: antes de abrir el manual, cierra los ojos por un momento y relájate. Imagina que estás en el Ministerio esperando que te nombren y mírate a ti mismo cogiendo la plaza que quieres, imagínate ese momento como si estuviera ocurriendo. Siéntelo, percibe la euforia de tu familia y los abrazos de tus seres queridos felicitándote por tu logro. Crea tu película mental en la que te ves cumpliendo el objetivo después de tan arduo esfuerzo. ¿Lo puedes imaginar?
Cuando preparé el MIR y tenía bajones emocionales, mi motor era visualizarme ya de residente, imaginarme cogiendo mi plaza y empezando en el hospital. Me transportaba a ese momento y creaba una sensación de bienestar porque sentía lo jugoso de la recompensa. En mi mente ya había logrado el objetivo, sólo faltaba materializarlo. Eso era inyección de motivación que me permitía continuar los días de estudio a pesar del cansancio.
Amigos, eso es alimento y motivación para el espíritu. Muchas veces solo estás leyendo y leyendo agobiado y sin foco. Cuando eso ocurre es cuando debes pausar, relajarte e imaginarte en el final de la carrera cogiendo tu premio que tanto te mereces. EL PRIMER PASO TODOS LOS DIAS DEBERIA SER FORMARSE UNA IMAGEN MENTAL DEL RESULTADO QUE QUIERES. Esto es lo que llamamos VISUALIZACIÓN. Visualízate a ti mismo ya como residente, internalízalo, imagínate en tu primer día de residencia ejerciendo la especialidad que siempre quisiste. Te repito, somos seres emocionales, y no es una batalla justa darle a nuestra mente puras herramientas lógicas cuando lo que necesita es un empujón anímico.
Visualicemos nuestros objetivos. Si estás exhausto y agobiado, suelta todo y cierra los ojos, transporta tu mente al momento en que logras tú tan preciada meta. Saborea el dulce sabor de la victoria, el dulce sabor de haber alcanzado tu objetivo. Imagínalo, créalo y sigue luchando por ello. Esto será combustible para seguir la batalla. Al principio será difícil, pero la repetición constante termina creando un hábito en la mente. Y si creas el hábito de pelear en contra de sentimientos nocivos creando emociones positivas cada vez que sientes un bajón, tu mente poco a poco irá expulsando esas ideas erradas.
Samer Mouhtar El Hálabi, tutor de CTO Medicina