La Medicina es una ciencia que siempre se encuentra en movimiento y nunca deja de evolucionar. El descubrimiento de los antibióticos puede que sea el hecho más relevante del siglo XX, pues permitió la prosperidad de las naciones y transformó radicalmente los servicios de salud. El icono en este sentido es la penicilina, que Alexander Fleming halló por casualidad en 1929.
Pues bien, en este año 2020 quizá nos estemos enfrentando a otro hito que, quizá también por casualidad, está transformando los servicios de salud e influyendo en la prosperidad de las naciones, la pandemia por SARS- CoV-2.
Aún es pronto para saber con detalle hasta qué punto esta pandemia nos puede cambiar/repercutir/reinventar, pero lo que sí podríamos afirmar es que todo será diferente, todos seremos diferentes.
Sin tomar plena conciencia de la situación, la práctica totalidad de los servicios de salud estaban repletos de pacientes COVID con diferente pronóstico, gravedad, edad, comorbilidades…
En estos meses nos hemos enfrentado a la mayor batalla de nuestras vidas profesionales. Y, o bien salíamos de ella como grupo, o nos derrumbábamos como individuos. Quizá ese sea uno de los grandes cambios: que no éramos diferentes especialistas luchando contra diferentes patologías, de forma individual, sino que nos unimos para combatir a una sola, lo que nos hizo más fuertes.
Combatir, luchar, no siempre significa que vayas a ganar y por desgracia, hemos perdido muchas veces. Nos hemos enfrentado al dolor, a la impotencia, la frustración y la muerte. En nuestra formación leemos muchos libros que te preparan para identificar, diagnosticar y tratar, pero no recuerdo ningún libro que te explique cómo enfrentarte a estas situaciones. Es lógico. Sería como si un arquitecto aprendiera a ver caer sus edificios.
Hay miles de historias, tantas como personas han pasado por nuestros hospitales y centros de salud. Tantas que resultaría imposible destacar una sobre otra, pero sí que encontramos en todas ellas un rasgo común, lo que podríamos llamar la “barrera invisible” con el enfermo, esa distancia de seguridad que desde el inicio de la pandemia hemos tenido que mantener con pacientes y familiares, que ambas partes hemos notado y sufrido a partes iguales. Ese miedo y esa angustia, socavando la relación médico-paciente que resulta fundamental en el buen discurrir de la práctica médica.
“Guérir quelquefois, soulager souvent, consoler toujours” (curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre) es una famosa cita del clínico francés del siglo XIX , Claude Bernard, en la que describe el papel del médico con sus pacientes. Asume que la Medicina no es una ciencia exacta y no siempre tiene soluciones, si bien el facultativo siempre puede ayudar, aunque sea a través del consuelo. Quizá en esta pandemia del siglo XXI debamos acudir, entre otras cosas, al siglo XIX.
Luis Cabeza Osorio
Especialista en Medicina Interna
Profesor CTO Medicina