• Salva Martín
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Preparar el examen MIR

Preparación MIR: ¿cuántas horas estudiar al día?

El examen MIR es una prueba que cada año incrementa su dificultad y exigencia. Por ello, desde Grupo CTO nos adaptamos a los cambios, como el último respecto al número de preguntas y duración, y ofrecemos a nuestros alumnos la preparación más completa y el asesoramiento más personalizado. Cuando sólo quedan unos meses para la prueba, la pregunta siempre es recurrente: ¿cuántas horas estudiar al día?

La coordinadora de tutores MIR de Grupo CTO, Patricia García-Casarrubio, explica en un artículo publicado por Diario Médico que “cada año el examen MIR es más exigente y los opositores están mejor preparados, por lo que el estudio supone cada convocatoria un mayor esfuerzo”. Así, afirma, “desde la academia se recomienda dedicar a la preparación del MIR unas 11 horas al día a partir de la fase más intensiva del estudio, que suele iniciarse en el mes de junio del año anterior a la prueba”. Este tiempo, analiza, “no se debe dedicar sólo al estudio puramente teórico del temario” sino que debe combinarse y completarse con “el material multimedia (infografías, esquemas, casos clínicos), así como con la realización y corrección de evaluaciones o el repaso de las preguntas de convocatorias anteriores”. Además, García-Casarrubio resalta que “durante las 11 horas tienen que haber periodos de descanso, incluso 30 minutos dedicados al ejercicio físico”

Respecto a los últimos cambios en el examen MIR, la coordinadora de tutores de CTO asevera que “al tratarse de un examen más corto va a ser menos discriminativo, esto es, habrá un mayor número de alumnos situados en unos resultados de netas intermedias”. “Cada acierto cuenta más que nunca”, añade, “porque permitirá a los opositores despuntar dentro del global de los opositores”. Eso sí, García-Casarrubio apunta una clave muy importante: “el examen no discriminará tanto por cantidad (número de aciertos), sino por calidad (número de pereguntas complejas acertadas) porque se espera que sean las preguntas de elevada dificultad las que tengan un gran potencial diferenciador”. Por este motivo, concluye, “ya no es válida la reflexión de que no tiene importancia fallar determinada pregunta porque la fallan todos, sino que hay que pensar ‘debo acertar esta pregunta porque es la que me ayudará a diferenciarme del resto‘”.

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